Los anfitriones de Airbnb inician una campaña para defender su negocio

Recuerdan que los turistas que se hospedan en sus hogares generan más gasto en los comercios locales. Alrededor de 600 personas se han concentrado este jueves frente al Ayuntamiento de Barcelona.

Los anfitriones de Airbnb dan la cara. Los arrendadores de pisos y habitaciones por días a turistas han salido a la calle en Barcelona este jueves para defender su modelo de negocio. Aseguran que su actividad es muy beneficiosa para el pequeño comercio de la capital catalana, ya que los turistas que acogen generan un gasto más repartido entre los barrios de la ciudad.
      

 
En algunos distritos, los turistas gastan hasta 19 millones de euros en comercio gracias a este tipo de alojamiento

 
Los manifestantes han llevado al Ayuntamiento de Barcelona más de 3.000 postales firmadas por minoristas que defienden este modelo. Cada misiva lleva una foto de un distrito de la ciudad y la cifra de dinero invertido en compras de los visitante extranjeros. Así, en el Eixample, el gasto asciende a 6,9 millones de euros mientras que en Ciutat Vella se dispara hasta los 19 millones.

El negocio de estos anfitriones está en peligro. Los hoteleros y propietarios de pisos turísticos llevan meses en una campaña para lograr su prohibición. Acusan a este sistema de competencia desleal. Las administraciones públicas se han comprometido a estudiar cada caso. En Catalunya, se exigirá un número de registro que sólo lo podrán obtener los pisos que se encuentren en inmuebles exclusivos para el turismo. Por lo tanto, muchos anfitriones se pueden ver perdujicados.

Los arrendadores han presentado también una petición en el portal change.org. Explican que su actividad ayuda a los residentes de Barcelona a obtener una modesta fuente de ingresos adicional para poder pagar sus facturas y mantener a sus familias sin tener que dejar el barrio en el que tan buenos momentos han pasado.

También indican que este tipo de modelo de alojamiento turístico es positivo para los visitantes. “Los viajeros, por su parte, también se benefician de esta actividad. En lugar de caer en las típicas trampas para turistas, pueden disfrutar de la cara más auténtica de Barcelona, visitar los pequeños comercios de la zona, que habitualmente no se benefician del turismo, y vivir la experiencia como si fueran un habitante más de la ciudad”, aseguran.

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