Hotel Raffles: la vieja dama de Singapur vuelve a brillar

El hotel Raffles de Singapur reabre sus puertas tras dos años cerrado de renovaciones. Y para festejar nada mejor que brindar con el mítico Singapore Sling

Cuando el hotel Raffles de Singapur cerró sus puertas hace dos años, para someterse a un ambicioso programa de renovación, tenía que resolver un desafío: ¿cómo cambiar en el siglo XXI sin perder el espíritu y la decoración victoriana de fines del siglo XIX?

Y no estamos hablando solo de mejorar las habitaciones y los salones, sino que este hotel, perteneciente al universo de Accor, mantenga su aura del pasado en una ciudad-estado que parece estar una década adelantada respecto al resto del mundo.

El regreso de una vieja gloria

Pero los trabajos terminaron, y el Raffles reabrió al público la semana pasada. A primera vista se confirma el buen trabajo: todo parece más brillante, más grande.

[Para leer más: Cinco nuevos hoteles que cambian la cara al verano]

“Queríamos reinventar el concepto del lujo, no ser intimidante ni formal, sino cercano y cálido. Buscábamos volver a estar por delante de todo en Singapur”, describe el gerente general Christian Westbeld a CNN Travel.

Jubilee Ballroom
Banquete en el salón del Jubileo. Foto: Raffles Hotel Singapore.

Inaugurado en 1887, hacía 27 años que el Raffles no tenía una renovación tan intensa. Al ser un monumento histórico protegido por el gobierno de Singapur, su fachada y el interiorismo no se podían alterar.

El hotel Raffles se renovó a fondo. Sin perder su estilo victoriano recurre a la última tecnología para ofrecer un servicio cinco estrellas

El estilo victoriano sigue siendo su carta de presentación, con el color blanco predominante en salones y dormitorios, con un equilibrado uso de maderas nobles e imponentes arañas.

El mostrador de recepción desapareció para dar paso al Writers Bar, que rinde homenaje a los escritores que pasaron por el Raffles.

Residence Suite   Bedroom
Las suites mantienen el estilo victoriano. Foto: Raffles Hotel Singapore.

Lujo colonial y tecnología de vanguardia

Tras los trabajos el hotel cuenta con 115 suites, divididas en nueve categorías. En todas hay alfombras orientales, vestidores, escritorios, sofisticados detalles de decoración como jarrones y obras de arte, y baños revestidos con mármol.

Además se mantienen los techos altos (de hasta cuatro metros) y en las más grandes, como la de las residencias, cuentan con un elegante salón y vestíbulo.

[Para leer más: Los hoteles de Asia redefinen el significado de la palabra lujo]

El estilismo victoriano se combina con las últimas tecnologías domóticas, como la tableta electrónica para regular las luces, el aire acondicionado y el televisor.

Grand Lobby
Vistas del Gran Lobby, ya sin el mostrador de recepción. Foto: Raffles Hotel Singapore.

En esta nueva etapa cada suite cuenta con un mayordomo, que puede gestionar desde reservas de restaurante hasta entradas para espectáculos.

Historiador residente

Quizás este sea el único hotel del mundo que tenga un historiador residente.  Leslie Danker trabaja en el Raffles hace 45 años, y es una enciclopedia de anécdotas y datos.

Recuerda las presencias de grandes celebridades como Michael Jackson, Ava Gardner, Elizabeth Taylor o la que más le fascinó, la reina Isabel II. Conversar una tarde con él es entrar en un auténtico túnel del tiempo.

Las sofisticadas propuestas gastronómicas

El hotel cuenta con 10 bares y restaurantes. Algunos son más informales, como el ecléctico Empire Café; otros son más clásicos como el Tiffin Room, que desde 1892 sirve platos del norte de la India.

Están los refinados como el Grand Lobby con una ceremonia cortesana para tomar el té entre scones, champagne y pasteles, y elegantes como Le Dame du Pic, regenteado por la chef francesa Anne Pic, ganadora de tres estrellas Michelin.

Tiffin Room Breakfast
Desayuno en el Tiffin Room. Foto: Raffles Hotel Singapore.

La cuna del cóctel más famoso

Pero el más emblemático es el Long Bar. Como hace 130 años, su suelo está sembrado de cáscaras de cacahuete. En una ciudad como Singapur, donde te pueden multar con 500 euros por tirar un chicle en la calle, no encaja esta tradición en el hotel más elegante de la metrópoli.

La razón es que en sus primeros tiempos el Long Bar era visitado por los propietarios de las fincas de los alrededores, que solían arrojar las cáscaras en sus terrenos para que sirvan de fertilizante.

La costumbre siguió dentro de las paredes del bar, y persistió durante décadas. Y nadie osaría cambiarla.

Desde siempre el suelo del Long Bar está sembrado de cáscaras de cacahuetes. La costumbre fue impuesta por los terratenientes que se reunían a tomar una copa, y nadie se atrevió a cambiarla

En este bar Ngiam Tong Boon creó en 1915 el Singapore Sling, uno de los cócteles más legendarios del mundo. En muchos lugares de la ciudad lo ofrecerán, pero en ninguno pueden lograr el nivel de perfección como en el Raffles.

Long Bar Singapore Sling 2018 (Hi res)
Singapore Sling, el famoso cóctel nacido en el Long Bar. Foto: Raffles Hotel Singapore.

Elaborado con zumos de piña y limón, se le añade gin importado de Gran Bretaña, licor de cereza, Cointreau, DOM Benedictine, granadina y una gota de angostura. Bien agitado, bien frío, el cóctel se popularizó porque hace un siglo lo podían beber las mujeres simulando ser un combinado de frutas.

La vieja dama conserva su gloria. Mientras se pasea entre los pasillos o jardines del hotel, resuena el chiste que suelen hacer los empleados a sus clientes: «Cuando venga al Raffles, ¿por qué no visita Singapur?».

a.
Ahora en portada