El Hostal de La Gavina: entre el glamour de Hollywood y la familia que lo fundó

En una pequeña península, donde en los años 20 pastaban las cabras, está situado el hotel con más historias de la Costa Brava, inaugurado en 1932 por la familia Ensesa

Carina, Virginia y Julia Ensensa (falta Josep), nietos del fundador. Foto Hostal de La Gavina.

Algunos hoteles tienen alma. Es difícil descubrir exactamente dónde radica la pulsión de un intangible. No hablamos de arquitectura, ni de servicio, ni de confort. Un valor metafísico no puede estar en la cuenta de resultados. Sin embargo, ahí está el valor.

En el mundo hay unos cuantos hoteles así, no muchos, y todos coinciden en el sentido familiar de la propiedad.

Familias que conocen sus paredes, sus secretos y sus entrañas. Saben cómo el tiempo ha pasado por sus habitaciones y del esfuerzo por mantener esa aurea particular.

Uno de ellos es el Hostal La Gavina, en la Costa Brava, en S’Agaró, y sus propietarios son la familia Ensesa.

Las instalaciones del legendario Hostal de La Gavina

Los orígenes de La Gavina

Existe mucha documentación sobre su pasado. La mayoría de reportajes explican que los inicios de La Gavina estuvieron motivados por una deuda. Un pago a Josep Ensesa Pujades con terrenos. Claro que las hectáreas eran una pequeña península de la Costa Brava de los años 20.

Su hijo Ensesa Gubert, que con 27 años ya había conocido la nueva forma de construir en la Costa Azul, con casas junto al mar en lo que ahora denominamos con normalidad “urbanización”, intuyó que el método triunfaría en algún momento en España y, en concreto, en la Costa Brava.

En los años ’20 ese trozo de la Costa Brava no albergaba ningún atractivo. Sólo retozaban las cabras

En aquel momento esa península, ese trozo de tierra no albergaba ningún atractivo. Nadie tenía huertos junto al mar. Imposible cultivar. Sólo retozaban las cabras.

La península que hace 100 años solo era ocupada por cabras. Foto Hostal de La Gavina

Decidió hacer dos casas que no vendió. Al descubrir su poco éxito, construyó un pasillo que conectaba las dos edificaciones. Así nació el Hostal de La Gavina con 11 habitaciones.

Casi un siglo después

Julia, Virginia, Carina y Josep, los cuatro nietos del abuelo Ensesa Gubert (hay que citar el segundo apellido porque desde la quinta generación todos son Josep) lideran este proyecto turístico de lujo compuesto por el hotel, sus diversos restaurantes y La Taverna del Mar.

Este es un legendario chiringuito de playa junto a un espacio de baño, con casetas incluidas con techos de distintos colores, como si el tiempo se hubiera detenido a principios del siglo XX o fuéramos protagonistas de la película de Visconti Muerte en Venecia, con las vistas del hotel desde dónde Gustav se enamora del joven Tadzio.

Ese rincón se ha convertido en un espacio gastronómico que conecta las antiguos tradiciones y la experiencia culinaria del chef Romain Fornell y con Lluís Planas, al frente de los fogones marineros.

Uno de los elegantes salones. Foto Hostal de La Gavina

Viaje al pasado

Volvamos a los Ensesa. El halo familiar que mantiene el recuerdo de los principios del hotel es el que convierte este lugar de la Costa Brava en único. Una charla con cualquier de los hermanos te traslada al 2 de enero de 1932, el día de su apertura.

El hotel tiene dos atractivos. Sus secretos escondidos y el glamour del paso por sus instalaciones de las estrellas de Hollywood.

Y esos secretos los siguen siendo. Difícil descubrirlos. Como un túnel bajo la edificación que nadie sabe para qué se construyó. Pero ahí está.

Jack Nicholson en su paso por el hotel. Foto Hostal de La Gavina

El glamour en la Costa Brava

Por alguna razón, la España de los años 50 y 60 se convirtió en escenario de muchas producciones estadounidenses. Fue esa situación la que atrajo a La Gavina a los famosos de las pelis de entonces y sus vidas. Amoríos incluidos.

Y así Ava Gardner, Elizabeth Taylor, Orson Welles, Sean Connery, Jack Nicholson, Peter Sellers o Robert de Niro se pasearon por sus estancias, pasillos, habitaciones, restaurantes o el comedor de los desayunos.

La Gavina atrajo a los famosos de las películas que se rodaron en la Costa Brava entre los años ’50 y ‘60

El rodaje de Mr. Arkadin dirigida por Orson Welles o Pandora y el holandés errante de Albert Lewin, y otras producciones utilizaron la Costa Brava como localización.

Filmación de ‘Pandora y el holandés errante’, con Ava Gardner y Mario Cabré

Y a saber si en La Gavina sucedió la única noche lujuriosa entre la Gardner y el torero Mario Cabré. Ha sido un romance puesto en duda y que las diferentes biografías de la actriz no aclaran. En todo caso dio que hablar y convirtió a Cabré en un dandi de la época.

Vistas desde el Blue Bar. Foto Hostal de La Gavina

La Gavina hoy

Que La Gavina se convirtiera durante un tiempo en un bulevar de estrellas, estilo Los Ángeles, no debería distraer del fuerte del establecimiento: el personal y las instalaciones.

El primero es un diez. Los Ensesa conocen a la mayoría de los empleados por sus nombres de pila, detalle a destacar, y su personal conoce las preferencias de sus clientes. Qué conozcan los gustos de los asiduos en la cocción de una tortilla durante el desayuno, por ejemplo, sin decir nada, eso es el lujo.

Las instalaciones son otra cosa. Este cronista habría escrito hace diez años que están anticuadas. Pero las tendencias cambian y ahora una habitación de La Gavina es lo que se lleva. Hasta los estucos de sus paredes. ¡Y los muebles!

Por otro lado, se nota que la propiedad tuvo claro desde siempre que el lujo hotelero se mide también por su restauración.

La piscina sobre el Mediterráneo. Foto Hostal de La Gavina

El toque de Romain Fornell

Hace cinco años puso al mando de la estrategia hotelera a Romain Fornell que, además de asesorar, es el chef de Candlelight, un espacio de alta gastronomía en el mismo recinto donde habría cenado cada noche, de haber existido en aquellos años, Ava Gardner.

Este espacio de la Costa Brava que merece convertirse en lugar de peregrinación

Se nota la personalidad de Fornell desde el principio. Las tres pecaminosas mantequillas de entrada, características de su cocina, con los colores del mediterráneo -de tomate, romero y aceituna negra- son un ejemplo.

Además del Candlelight, el hotel tiene otros espacios como el Garbí, junto a la piscina, el Blue, El Barco y la citada Taverna del Mar.

El chef Romain Fornell en S’Agaró. Foto Hostal de La Gavina

Este restaurante junto al mar tiene desde este verano la colaboración de Javier de las Muelas gracias a un club privée situado en la terraza del local.

Cócteles firmados por De las Muelas

El espacio es algo estrecho, pero bien pensado. Sofás de obra acompañados de agradables cojines que no utilizan el azul marinero del local sino un elegante rojo cereza. Todo está preparado para disfrutar del atardecer de la bahía de Sant Pol en S’Agaró con algunos de los cócteles by De las Muelas.

Javier de las Muelas con las propietarias del hostal. Foto Hostal de La Gavina

Claro que el espacio con más atractivo es el bar El Barco. Situado dentro del establecimiento hotelero conserva la misma decoración que cuando Jack Nicholson bebía sus combinados en vaso largo de la época.

Madera que conserva todo el glamour que puede observarse en la colección de fotografías de famosos que pasaron por La Gavina. Todos bebieron, ligaron y discutieron en este espacio de la Costa Brava que merece convertirse en lugar de peregrinación.

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