El crecimiento de la ilegalidad preocupa al turismo rural

El 56% de los establecimientos rurales cree que la presencia de casas y hoteles sin autorizar es el principal problema del sector. Casi la mitad de los viajeros ignora –ni se preocupa- por saber si su alojamiento rural está habilitado o no.

Los problemas que ocasiona Airbnb y el crecimiento de los establecimientos sin autorizar no es un campo reservado al turismo urbano: el 56% de los propietarios de casas y hoteles rurales dicen que la ilegalidad es el principal problema del sector. Pero también obedece a la desidia: cerca de la mitad de los turistas que pernoctan en un pueblo o en el campo no saben ni le molesta si su alojamiento está autorizado o no.

Dentro de este arco, los más preocupados son los propietarios riojanos, madrileños y extremeños, mientras que los murcianos, navarros y catalanes son los menos interesados en el tema.

Exceso de oferta 

Estas son algunas de las conclusiones del Observatorio del Turismo Rural, un muestreo realizado entre la web Escapadarural.com, CETT-UB y Netquest.

En este informe, también se revela que el exceso de oferta está ahogando al sector: desde el 2001, el número de establecimientos se ha triplicado, y actualmente hay 15.221 sitios habilitados para el turismo rural, que han recibido a más de 2,8 millones de pasajeros.     

Y si bien la ocupación en el último año ha subido un 10,5%, uno de cada tres propietarios han tenido que bajar sus precios para poder seguir adelante con el negocio. Madrid, Castilla-La Mancha y Andalucía es donde más establecimientos tuvieron que adoptar esta medida.

Ausencia de turismo extranjero 

El turismo rural se nutre casi exclusivamente de viajeros españoles. Apenas el 6,8% de los establecimientos –sobre todo andaluces- tiene a extranjeros como clientes mayoritarios. Esto guarda relación con el bajo nivel de idiomas que tienen en las casas y hoteles rurales. En comunidades como La Rioja, Navarra y Asturias, 2 de cada 3 establecimientos no hablan otro idioma que no sea castellano.

Un poco mejor está la situación en aquellas comunidades donde, precisamente, el turismo extranjero hace años que es muy importante, como las Islas Baleares, Cataluña, las Islas Canarias y Madrid: en estas cuatro, más de la mitad de los sitios turísticos pueden hablar inglés a sus huéspedes.

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