Diez servicios y comodidades de los hoteles que pasarán a la historia

El centro de negocios, la bañera o las tarjetas electrónicas están en vías de extinción. Estas son las tendencias de los hoteles para reducir sus costos

1. Wifi de pago

¿Para qué pagar por el servicio de wifi cuando cualquier café, biblioteca o hasta los spots de las grandes ciudades ya ofrecen un servicio gratuito? Pretender que un pasajero que ha abonado más de cien euros por su habitación tenga un recargo por pretender conectarse a Internet suena como una broma de mal gusto. Por ello la tendencia en muchos hoteles es eliminar este recargo, o a lo sumo, ofrecer el servicio gratis para los clientes que pertenezcan a un programa de fidelidad.

2. Los escritorios en las habitaciones

¿Alguien ha utilizado el bloc de hojas con el logo del hotel y redactado una carta a mano? Tanto este accesorio como el pesado escritorio que las acoge pasarán a ser un recuerdo. Todo viajero de negocios se mueve con un pequeño portátil, y en aras de la comodidad, muchas veces prefiere trabajar recostado en la cama. Por ello ese mueble está siendo reemplazado por una práctica y liviana mesa con ruedas, que puede usarse sobre la cama; o en la forma más tradicional, sentado y con la mesa acomodada en el rincón que se prefiera. Sin embargo, los partidarios de dejar un reguero de papeles, recuerdos o prendas de vestir sobre el escritorio opinan que este accesorio no debería eliminarse.

3. Servicio de comida en la habitación

Este servicio es un arma de doble filo: el recargo por subir un simple bocadillo con un café con leche a la habitación puede poner los pelos de punta a un pasajero. Pero el hotel no lo tiene muy liviano cuando, con la cocina cerrada por la noche, a un huésped se le antoja comer algo caliente. Para evitar gastos adicionales en el área de la restauración, así como disgustos de los clientes, varios grandes hoteles como el Hilton de Nueva York han decidido eliminar este servicio.

4. El mostrador de recepción

El registro en los hoteles se parecerá cada vez más al check-in automático de los aeropuertos. En vez de destinar dos o cuatro personas para atender a los huéspedes, desde los establecimientos de bajo coste (como los hoteles de EasyJet) hasta otros más exclusivos presentan terminales para que el pasajero realice el trámite en pocos segundos. A lo sumo, habrá un empleado de guardia para atender a cualquier persona que no sea muy amiga de la tecnología y tenga problemas para realizar la gestión.

5. Llaves y tarjetas electrónicas para las puertas

Sólo en los hoteles más modestos o los establecimientos rurales conservan la clásica llave de metal para entrar en la habitación, pero su reemplazante, la tarjeta magnética, también tiene los días contados. La tendencia, ya instaurada por Sheraton, Westin y W, es que los clientes que pertenezcan a un programa de fidelización como el SPG (Starwoods Preferred Guest) tengan la aplicación del hotel en el móvil y puedan destrabar la puerta apoyando la terminal en el picaporte. Claro, si se queda sin batería, habrá que buscar ayuda en la conserjería.

6. Alfombras

Las alfombras pueden ser un dolor de cabeza para la gerencia del hotel: su limpieza es un trabajo demasiado costoso cuando se trata de reducir costes. Y ni hablar si por algún accidente se rompe y queda un trozo levantado, como una cicatriz en el suelo. Para terminar con estos problemas, se tienden a reemplazarlas por alfombras vinílicas, que son mucho más económicas, fáciles de limpiar y, llegado el momento, de reemplazarla. El único punto en contra es que no son tan buen aislantes como los modelos de lana, y todavía no se ha inventado un vinilo que pueda amortiguar los pasos del huésped.

7. Bañeras

Si se trata de huéspedes que están de viaje turístico en una gran ciudad, tratan de maximizar el tiempo al máximo y les alcanza con una rápida ducha. Si el que se aloja lo hace por negocios, tampoco quiere desperdiciar el día en un baño de inmersión. La tradicional bañera se limitará a establecimientos que cuentan con una propuesta de relax y distensión, como la que ofrecen los hoteles rurales o con spa. El resto eliminará este accesorio que ocupa un tamaño valioso en el baño, y optará por la tradicional ducha, que es más fácil de instalar, y además es más segura para los pasajeros con problemas de movilidad.

8. Armarios

Con tal de ganar el máximo rendimiento en los metros cuadrados de las habitaciones, los hoteles tienden a reducir cada vez más el tamaño de los armarios. ¿Pero hasta qué punto el huésped que se aloja por dos o tres días desarma íntegramente su maleta para guardar la ropa en los cajones? A un precio menor, muchos hoteles presentan sus cuartos sin armarios, sólo dotados con percheros de pie, apliques en la pared, o una barra con perchas para colgar prendas más delicadas.

9. Centros de negocios

Si decíamos que los huéspedes que viajan por negocios llevan su propio portátil, y el uso de aplicaciones, PDF’s en línea y otros accesorios también llevan a las tradicionales impresoras a estar en vías de extinción, la presencia de los ordenadores de los centros de negocios son cada día más obsoletos. A lo sumo, este espacio se aprovecha para realizar reuniones, pero ya casi nadie querrá usar un ordenador semi-público que puede tener graves problemas de seguridad.

10. Cambio diario de toallas

Si nadie cambia de toalla y de sábanas cada día en su hogar, ¿por qué habría de hacerlo en un hotel? Más del 75% de los hoteles en Europa concientizan a sus huéspedes que el recambio de estos accesorios acarrea un gran gasto de agua, por lo que piden que la limpieza se realice sólo si es estrictamente necesario. Y hay hoteles que premian esta conducta ecológica con pequeños incentivos como una copa gratis en el bar.

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