Barceló suelta lastre en EEUU

Se desprende de tres hoteles y de las participaciones en otros tantos fondos; en cuatro años el portafolio se ha reducido en un veintena de establecimiento y la facturación ha perdido 180 millones.

Barceló prosigue con la reducción del peso de Estados Unidos (EEUU) en su balance y cuenta de resultados. En concreto, se ha desprendido del hotel Stratford, Baltimore y Providence.

También ha vendido las participaciones en TCA Block 7, LLC y Blacksburg. Éstas se anotaron en libros como «activos no corrientes mantenidos para la venta». De este modo, en 2013 el grupo familiar delataba sus intenciones.

Repliegue constante

La maniobra que se ha consumado acentúa el repliegue que el grupo ha decidido para este mercado. El portafolio ha menguado después de que en 2011 quebrara el fondo de inversión Tidewater. Años atrás, la firma española rubricó una alianza estratégica a través de Barceló Crestline Hotels. La intención era gestionar 20 hoteles adicionales en el país.

Desde entonces, en cuatro años, el grupo ha contraído un 30% el peso de EEUU desde 62 a 43 establecimientos, que han generado unos ingresos también menores. De 210 millones de euros en 2010 ahora apenas se consignan 30, según los últimos datos disponibles (2013).

Relaciones familiares

La retirada estratégica no impide que los Barceló mantengan estrechas relaciones con las familias más influyentes del país. Como avanzó 02B, la relación de Simón Pedro Barceló con los Clinton es a prueba fiascos empresariales. Las donaciones del empresario balear a la fundación del ex presidente estadounidense no se han cortado.

La firma turística apuesta por desprenderse de más ladrillo para enjugar deuda, según avanzó este diario en mayo. La opción cobra más fuerza con cada día que pasa sobre la posibilidad de acudir a los mercados para emitir renta fija. Barceló dispone de 19.000 habitaciones en propiedad, la mayor cifra del conglomerado.

El Economista informa de que la alternativa de captar recursos en los mercados se aparca debido a los diferenciales mínimos con los productos bancarios y ante los elevados costes que generaría la colocación.

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