Qatar logra grandes dividendos con sus inversiones en España

Reinvierte los beneficios del exterior para convertir al emirato en centro financiero y de turismo en el Golfo Pérsico. El Hotel Vela, el puerto deportivo de Tarragona, el patrocinio del Barça o la participación en Iberdrola son algunas de sus herramientas

Los 3.000 millones de euros que Qatar Investment Authority (QIA) lleva invertidos en Iberdrola, sigue siendo la principal apuesta realizada por el pequeño emirato del Golfo Pérsico en España. Pero hay muchas más, que se extienden a otros sectores de lo más variopintos, como el mecenazgo deportivo u otras ligadas al mercado de lujo, tales como los hoteles o los puertos deportivos.

Es una más de las estrategias de diversificación que el Estado con mayor renta per cápita del planeta (más de 100.000 euros) lleva a cabo por todos aquellos países en los que prevén obtener retornos estables a largo plazo. Todo perfectamente diseñado de cara a conseguir los ambiciosos objetivos incluidos en el plan Qatar National Vision 2030, para que ni en España ni en ningún otro país las inversiones cataríes sean fruto del azar.

Alternativas al gas y el petróleo

Inversiones y más inversiones con las que la diminuta península de Qatar –del tamaño de Murcia o Asturias y con apenas dos millones de habitantes– busca cubrirse las espaldas ante la posibilidad de que a largo plazo se reduzcan notablemente las existencias de gas natural y petróleo, el maná sobre el que se asienta su próspera economía.

De esta forma, dividendos como los 270 millones de euros que el fondo soberano de Qatar ha cobrado, en 2012 y 2013, de sus casi 600 millones de acciones en Iberdrola son redirigidos en dos vías diferentes. A la adquisición de nuevos activos en el exterior o a invertir en el interior del emirato de cara a fomentar su industrialización y lograr que Doha, su capital, se convierta en el gran centro financiero de la región, y su país en eminente destino turístico internacional, para lo que cuenta con la baza de la celebración del Mundial de Fútbol en 2022.

Iberdrola y el Barça

Al margen de la participación en Iberdrola, la familia real Al Thani ha ido adquiriendo intereses de empresas españolas, tanto dentro como fuera de España. Entre estas, el 5% de la filial brasileña del Banco Santander –participación por la que pagó hace tres años cerca de 2.000 millones–, el 10% de la constructora alemana Hochtief, bajo control de ACS, o el 10,6% del aeropuerto londinense de Heatrow, por el que abonó 560 millones de euros a Ferrovial.

En el interior, el Barça es uno de los reclamos en los que los cataríes han confiado para expandir su marca por el mundo. Primero, desde enero de 2011, con el logotipo de Qatar Foundation, compartiendo espacio en el frontal de la camiseta con Unicef, y, desde esta temporada y hasta 2016, con el de la aerolínea Qatar Airways, de acuerdo con la potestad que Qatar Sports Investments tenía de cambiar de patrocinador, por una sola vez durante los seis años que duraba el contrato, en función de sus intereses.

Hoteles

Pero los 165 millones que Qatar va a inyectar en estos seis años en las arcas azulgranas no son los únicos que, procedentes del emirato, han llegado a Barcelona y a Catalunya. En julio de 2011, el fondo inmobiliario Qatari Diar adquiría el puerto deportivo Port Tarraco, en Tarragona.

El mismo vehículo inversor que, durante el verano de 2013, pagó 200 millones de euros a Comsa-Emte, FCC, OHL y  el matrimonio Godia-Torreblanca por el 100% de las acciones la sociedad Nova Bocana Barcelona, que incluía como principal activo el hotel Vela. Y otro establecimiento hotelero barcelonés, el Renaissance, también ha entrado a formar del portfolio catarí. En esta ocasión, no fue el fondo Diar sino Qafip (propiedad de las Fuerzas Armadas del emirato) el que pagó 78,5 millones a la cadena Marriott.

Compás de espera en Málaga

El dinero catarí ligado al mundo de fútbol también se focalizó en Málaga. Aunque en esta caso, las expectativas generadas, con la compra del equipo de fútbol de la ciudad por 36 millones de euros durante el verano de 2010 y los éxitos deportivos alcanzados, se han ido atenuando.

Al margen del fútbol, lo que de verdad buscaba la familia Al Thani era acometer una operación inmobiliaria millonaria en los terrenos del estadio de La Rosaleda, próximos a otra zona comunicada con el aeropuerto y el puerto que también se revisaría urbanísticamente.

De momento, el tema ha quedado aparcado, lo mismo que ha sucedido en la vecina Marbella con la concesión para ampliar el puerto deportivo de La Bajadilla. Más de 400 millones de euros anunciados hace tres años para un faraónico proyecto de 220.000 metros cuadrados de dársenas abrigadas, una capacidad náutica de 1.220 embarcaciones deportivas y 155.000 metros cuadrados de zona terrestre, del que nunca más se supo.

a.
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