Bonet fía la recuperación del sector del vino al enoturismo

Ante la bajada de consumo de vino en España, las bodegas conciben las rutas turísticas como una importante fuente de ingresos

Nacido y formado en el seno de una familia de empresarios catalanes con larga tradición en la industria de los espumosos, José Luis Bonet, presidente de Freixenet, sólo ve una posible victoria en la guerra del vino: el enoturismo.

El sector no pasa por sus mejores momentos. En 1991, España consumía 661 millones de litros de vino al año. 22 años después, la cifra ha caído hasta los 594 millones, según un informe de Nielsen elaborado para la Cumbre Internacional del Vino de Toledo. El consumo ha caído 4,6% en los últimos dos años y la preocupación se ha instalado en el sector.

“Necesitamos exponer los beneficios del vino en la mesa, las cualidades de la dieta mediterránea. Y para eso, tenemos que estar todos a una: administraciones, centros de conocimiento y viticultores”, aseguró José Luis Bonet en el Nueva Economía Fórum ante políticos y empresarios este martes en Madrid.

En este camino, los productores de la Rivera del Duero, Rioja y Jerez llevan ventaja porque han comenzado antes, explica Bonet.
 

 

Las rutas turísticas a los centros productores de vino en el Empordà (Girona) han alcanzado el 10% de la facturación de las bodegas

 

 
La industria comienza a mirar a nuevas áreas de negocio y las visitas guiadas han dejado de ser una excusa institucional de las bodegas para convertirse en una importante fuente de ingresos. Las rutas turísticas a los centros productores de vino en el Empordà (Girona) han alcanzado el 10% de la facturación de las bodegas, según el patronato de Turismo Costa Brava-Girona.

De los 50 productores de la zona, 17 ya ofrecen visitas guiadas como método alternativo para la obtención de ingresos. El auge de la práctica ha hecho que hasta Barcelona promueva rutas turísticas por las vinotecas de la ciudad.

Y en la guerra internacional del vino, algunos países como Italia juegan en posición adelantada. “Los italianos, que son grandes vendedores, tienen una enorme ventaja sobre nosotros. Disponen de restaurantes repartidos por todo el mundo que son una excelente plataforma de difusión de su comida, su cultura y sus vinos”, opina el presidente de Freixenet.

Eso –asegura– es algo en lo que España, con el potencial de sus tapas y su dieta mediterránea, aún tiene que trabajar.

a.
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